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El Panathinaikos y el Olympiacos han firmado una tregua para que la final de la Liga Griega pueda reanudarse después de que, con 1-1, se suspendiera el tercer partido debido a los graves incidentes, los insultos y las amenazas que se vivieron en el segundo entre los presidentes de los dos clubes.
El viceministro de Deportes, Giannis Vroutsis, citó este miércoles a Dimitris Giannakopoulos, dueño del Panathinaikos, y a los hermanos Panagiotis y Giorgos Angelopoulos, propietarios del Olympiacos, con la intención de calmar los ánimos en una convulsa eliminatoria. Los protagonistas del bochorno no quisieron verse y acudieron a la reunión por separado, pero salieron con una solución.
"Es una solución muy justa", dijeron desde el equipo de Atenas. "El campeonato seguirá", aseguraron los de El Pireo. El tercer partido se disputará este viernes en el OAKA, feudo del Panathinaikos. Los propietarios de los dos clubes se han comprometido a no acudir a los encuentros en casa del rival para no caldear los ánimos. "Se dieron garantías para la seguridad de la final y un juego limpio. Ambos propietarios garantizan el buen desarrollo de los partidos", señaló Vroutsis.
Siguen las demandas
Sin embargo, hasta poco antes de la reunión, los dueños de los dos grandes clubes de Grecia seguían polemizando. Este miércoles se había emitido una nueva orden de busca y captura contra Giannakopoulos tras una nueva demanda judicial del Olympiacos, por lo que el propietario del Panathinaikos tuvo que acudir a una comisaría de Atenas, donde fue puesto en libertad, antes de acudir a la cita con el viceministro. Uno de los hermanos Angelopoulos, además, mantiene la demanda judicial interpuesta contra Giannakopoulos por amenazar con violar a su hija.
Fue uno de los terribles sucesos vividos antes el segundo partido de la final, cuando la afición del Olympiacos profirió graves insultos hacia el duelo del Panathinaikos y su familia, este entró en cólera, amenazando y haciendo gestos a personal y aficionados del equipo rival. Por ello fue expulsado por los árbitros y después se le vio corriendo hacia su coche y escapando a toda velocidad ante el riesgo de ser detenido.
Después de las reuniones con el viceministro de deportes, las aguas parecen calmadas. Habrá que comprobar por cuánto tiempo. El viernes se reanuda la batalla. Ojalá sólo sea en la pista.
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