Si el primer día Llull mató al Barça con cuatro triples en menos de dos minutos del cuarto periodo, el segundo día lo ha hecho con una canasta desde 13 metros. Un mandarinazo en toda regla, de esos que sólo es capaz de firmar el balear, pero que regala tres o cuatro cada temporada, haciendo normal lo asombroso: "No es un tiro normal, es normal para él, pero no para el resto", decía Musa al final del partido. "Sólo he visto esto en Steph Curry".
El caso es que el tercer cuarto agonizaba y el Barça soplaba en la nuca al Madrid, 70-62, cuando un fallo de Ricky en el tiro que hubiera puesto al Barça a seis, desencadenó la tormenta Llull en el otro aro. Abalde pudo elegir con el pase a su derecha, pero buscó a Llull a su izquierda. Sabía a quien enviar ese balón en ese momento.
Llull se paró a 13 metros del año y lanzó a canasta con un vuelo altísimo que coincidió con la bocina del final del cuarto para delirio de la afición del WiZink. Otro golpe en la línea de flotación del Barcelona para acabar ganando el partido.
El partido de Llull fue extraordinario, con 18 puntos y 3 de 7 en triples. Fue este último el hizo estallar el WiZink y comenzó a cimentar el segundo triunfo del Madrid. Un mandarinazo más en su colección.
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