Hugo Farias, deportista brasileño de 45 años, dejó su trabajo en el sector privado para embarcarse en un reto inédito: correr un maratón diario durante 366 días consecutivos. Comenzó sin ser un gran atleta, con apenas una maratón previa en su historial, pero con el deseo de dejar huella e inspirar.
Para afrontar el desafío, formó un equipo multidisciplinar y sumó al Instituto del Corazón (InCor) para estudiar cómo afectaría el esfuerzo prolongado a su salud. Durante un año fue sometido a controles médicos constantes, incluyendo ecocardiogramas y pruebas de esfuerzo.
El resultado sorprendió: su corazón no sufrió daños. El estudio publicado reveló que, pese al enorme volumen de ejercicio, no hubo signos de arritmias ni lesiones cardíacas, gracias a que mantuvo una intensidad moderada y cuidó su recuperación.
Un reto curioso
"Es posible adaptar el corazón a una carga atlética de alto volumen, siempre que la intensidad sea moderada", señaló la cardióloga Maria Janieire Alves, investigadora del estudio, en declaraciones recogidas por BBC.
A lo largo del reto, Hugo recorrió 15.569 km en unas 1.590 horas. Sufrió lesiones como fascitis plantar y pubalgia, pero nunca se detuvo. Más de 5.000 personas corrieron algún tramo con él en su ciudad, Americana (São Paulo), donde repetía la misma ruta cada día.
Dos años después, escribió un libro sobre su experiencia y ya planea un nuevo reto: cruzar América corriendo desde Alaska hasta Tierra del Fuego en 300 días. Como él mismo explicó a la BBC: "Adquirí un condicionamiento que nunca imaginé tener en la vida. Y ver que no hubiera secuelas fue realmente importante".
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