La pelota le cayó donde a él más le gusta. Algo más pegado al Paseo de la Castellana y enfilando la mitad del césped que se acerca a la calle Rafael Salgado. Traducido: el extremo izquierdo en el que el Real Madrid atacaba en la primera parte frente al Celta de Vigo en los octavos de la Copa del Rey. Cuando Kylian Mbappé conectó con la bola, ya sabía lo que iba a hacer. Lo ha hecho miles de veces. Y casi siempre le sale bien: encarar, 'bicicletear', correr y marcar. Golazo con gesto en la celebración.
El francés se señaló el escudo. "Con el escudo no se juega", aclaró luego en sus redes sociales, ya con la clasificación en el bolsillo tras una sufrida prórroga que dejó el marcador en un curioso 5-2 para los blancos. Igual que en la derrota del clásico ante el Barça en la que él, Mbappé, demostró un nivel altísimo de juego. Ante los culés, y pese a la manita, el '9' se salió. Hizo el 1-0, provocó la expulsión de Scezny que frenó la sangría merengue y regaló una colección de regates que volvió loco a cuanto culé se cruzó por su camino. No sirvió de mucho... o quizá sí.
Un Mbappé líder
Mbappé está pidiendo la vez en el Real Madrid. Su protagonismo, su actitud y, sobre todo, su ímpetu se empieza a asemejar a lo que todo el mundo quería cuando el vigente campeón de Liga y Champions lo firmó. El club incorporó a un líder. Dentro y fuera del verde. Por fin está llegando. En los márgenes del terreno de juego, con una clara mejoría goleadora. Suma ya dos partidos consecutivos marcando y provocando situaciones de peligro para los suyos.
Pero es que fuera del verde, también se le está notando más participativo, menos apagado y opacado, como sucedió en la visita a Anfield, cumbre de su depresión deportiva. Aquel penalti fallado, aquella actitud casi de jugador sobrepasado es cosa de otros tiempos. Mbappé enfila de nuevo una mirada de hambre que será clave en las expectativas merengues. Por de pronto, en Liga los merengues son favoritos en las apuestas de Betfair para ganar el título con una probabilidad implícita del 56% que, en buena medida, dependerán de sus aportaciones para mantenerse ahora que Vinicius será baja por dos partidos.
Al quite de Vinicius
La sanción al brasileño le borrará de las alineaciones merengues por dos partidos que podrán ser prueba para que el francés juegue como a él le gusta, tirado a un costado (el zurdo) y llegando por sorpresa para ocupar los espacios centrales. Seguramente formando dupla con Rodrygo, incluso podrá permitir a Ancelotti potenciar el centro del campo y volver al modelo de la temporada pasada, cuando el Real Madrid jugaba con un 4-4-2 que dio mucho rendimiento. Tras el fiasco del clásico en la final de la Supercopa, muchas son las voces críticas que sugieren al técnico que se juegue en ese mecanismo y la baja de Vinicius puede ser una oportunidad para probarla con Mbappé ocupando el espacio que más le gusta.
Sucede, además, que el brasileño tampoco está en un buen momento. Una irregularidad que le está afectando en 2025, donde ha visto cómo le han expulsado, como apenas ha aportado en la Supercopa e incluso cómo le han señalado por su juego ante el Barça. Estado valle del que seguramente salga (Vinicius tiene experiencia en eso de resistir a la adversidad), pero ante el que el Real Madrid necesita que sean otros los que den un paso al frente para coger el protagonismo de su jugador franquicia.
En ésas anda Mbappé, que en el global de la temporada no suma malos números: 16 tantos en 29 partidos. La media todavía está alejada de la que tenía con el PSG (casi un gol por encuentro), pero se va acercando a ella al tiempo que su adaptación parece finiquitada, como el mismo Ancelotti reconoció antes de dar carpetazo a 2024 y abrir un, por ahora, 2025 tormentoso en el que Mbappé ejerce de faro. El francés pide la vez del Real Madrid.
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