El Numancia tom aire en la clasificacin con su sufrida victoria frente al Elche, segunda consecutiva en Los Pajaritos, un rival que, a pesar de jugar media hora con un jugador menos, nunca se entreg y le puso las cosas muy difciles a los sorianos, pero que encadena su cuarta jornada sin ganar.

En el duelo de necesitados, el Numancia sum tres nuevos puntos a costa de un Elche al que le falt mayor eficacia en el remate para llevarse algo positivo de Los Pajaritos, un terreno de juego que le resulta maldito ya que en diez visitas tan slo ha conseguido una victoria.

El penalti sobre Ibrahima, cuando los dos equipos parecan desinflarse camino del descanso, cambi el panorama de un partido en el que los equipos se haban repartido los minutos de posesin del baln y las ocasiones. Barkero no lo fall y permiti que los sorianos se marchasen a vestuarios con ventaja en el marcador.

Aprietos ilicitanos pese a jugar con 10
En la segunda parte, el Numancia se atrincher atrs -con Nagore entre los centrales- y el Elche, en inferioridad numrica tras la expulsin de Carpio en el minuto 34, en la jugada del penalti, le puso en aprietos. De hecho, Vasco Fernndes tuvo el empate en sus botas, pero no supo amortiguar un centro tras romper el fuera de juego.

El Numancia, sin Nagore en la medular, se dej comer el terreno y se encomend al sufrimiento. Lafuente le sac con el pie un disparo a Linares, en otra prueba de que algo fallaba en la defensa numantina.

Sin embargo y tras la expulsin del local Nano, en el minuto 67 y por doble amonestacin, el Numancia enderez su rumbo y tuvo ocasiones para cerrar el partido antes que lo hiciera Ibrahima, en un contragolpe conducido por Cedric, a falta de nueve minutos para el final. Los dos jugadores africanos del Numancia, cedidos por el Atltico de Madrid, acabaron rematando una jugada que ya haban anunciado en los encuentros anteriores.

Barkero, scar Lpez y el propio Cedric pudieron sumar otro tanto al igual que Xumatra por parte de los visitantes, ya al filo del descuento, quien pudo sorprender a Lafuente, pero ste sac una mano salvadora para enviar a crner.