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El baloncesto mundial tiene nuevo dueo. En realidad, dos. Uno, a nivel colectivo: Estados Unidos, que volvi a saborear el oro en un campeonato del mundo 16 aos despus. El otro tiene nombre y apellido. Kevin Durant culmin en la final una actuacin sublime durante las ltimas dos semanas. Ratific ante Turqua el excepcional jugador que es. Es complicado encontrar otro adjetivo que lo defina mejor: el de los Thunder es una rareza en este deporte.

Consigui 28 puntos sin necesidad de anotar en el ltimo cuarto. Antes ya haba decidio el encuentro. Tras el paso por el vestuario, el marcador reflejaba un 32-42 que poda conceder margen a la esperanza a los turcos.

Durant se encarg de esfumar todo resquicio a la ilusin local. Dos triples lejanos aumentaron la diferencia a 16 puntos (32-48). Sucedi en apenas un instante. El norteamericano es capaz de armar el brazo con una soltura desmedida, como si no le valiera ningn esfuerzo en ello. Ms asombroso an es el alto porcentaje de acierto que atesora. Es un hombre nacido para anotar, hecho para liderar. Estados Unidos se aprovech de ello en las ltimas dos semanas.

Poco aguante
Con Durant ejerciendo de estrella desde el comienzo, el favorito reclam su condicin con un rpido parcial (9-14). Krzyzewski decidi entonces situar a los suyos en zona. El resultado provoc que no recurriera ms a esa variante defensica en todo el encuentro. Dos triples de Turkoglu (16 puntos) colocaron a Turqua arriba (15-14) e incluso alcanzaron el 17-14, haciendo mella en el desconcierto norteamericano. Si los anfitriones haba detectado algn sntoma de debilidad en su rival, pronto tuvieron que descartar esa hiptesis.

Durant sum parte de sus 11 primeros puntos para que Estados Unidos endosara un parcial de 8-0 a los locales y cerrara el acto inicial 17-22. Seguro que los aficionados que reventaban el Sinan Erdem no imaginaban que el ttulo se les estaba escapando en ese mismo momento. El empeo puesto en su conquista haba rebasado la capacidad de sus propios jugadores y el deseo de alcanzar el sueo pudo con ellos en la final. Nunca ms sintieron la posibilidad real de vencer.

Turqua comenz a despreciar sus opciones de victoria al descartar el juego con sus pivots. Era en la zona donde ostentaban la superioridad que le otorgaba la altura de sus hombres grandes. Lo intentaron son Savas, menos protagonista que Asik o Erdem. Falso indicio. No iba por ah la cosa.

En el lado contrario, el plan estaba mucho ms claro. Baln a Durant. Es una frmula que siempre surte efecto. 20 puntos al descanso y Estados Unidos diez arriba (32-42). Plcida ventaja que supieron istrar hasta el final.

No hubo ms historia
Cuando Durant sac a pasear la mueca, Turqua se consuma en su propia ansiedad. Tanjevic par el juego y descarg su enfado sobre Tunceri y Turkolugu. No volvieron a pisar la pista en el tercer periodo. En su ausencia, volvieron a asumir galones Arslan (con dos triples) y Onan, tal y como ocurriera en semifinales. Tambin debido a que, a imagen y semejanza del choque ante Serbia, Ilyasova se tom el da libre. El de los Bucks dej de ser en la fase decisiva de la competicin el dominante jugador que demostr ser hasta los cuartos de final. Mal momento para desaparecer.

Con el 41-52, los turcos volvieron a tomar aire, ms por controlar la escapada norteamericana que por advertir ocasin a la remontada. En ese momento recurrieron a Erden, pero el nuevo 'Celtic' defraud desde la lnea de tiros libres. Mientras tanto, Durant ya haba amasado sus 28 puntos definitivos y Westbrook haba aprovechado para secundarle (13 puntos)

El ltimo cuarto supuso el escenario en el que Odom (15 puntos) reivindic su actuacin global en estos 16 das, camuflado bajo el sacrificado papel que le ha tocado desempear en este equipo campen. Alcanz un nuevo doble-doble ms que meritorio. El de los Lakers ha tenido que luchar durante todo el campeonato ante rivales de ms presencia fsica y casi siempre ha salido favorecido en la balanza del rendimiento. Fue momento adems para que Rose compensara que haba pasado despercibido hasta entonces.

Cuando restaban dos minutos para la conclusin del choque, el Sinan Erdem se levant en masa para ovacionar a su seleccin, un plantel que ha sabido interpretar la ocasin que tena ante s: la de alcanzar la gloria en su propia casa y ante una aficin entregad. Pero un genio le priv de consumar el ltimo paso hacia el tan ansiado objetivo. Un genio que ya domina el deporte que practica. Un genio cuyo nombre y apellido retumbarn los prximos aos por las cuatro esquinas del baloncesto mundial.

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