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Pocas veces una derrota deja tan buen sabor de boca como la que ha dejado el Clsico en el paladar de los madridistas. La notable imagen ofrecida por el Real Madrid en un campo tan complicado como el Camp Nou sabe a victoria a pesar del resultado final: un 1-0 que no se ajusta en absoluto a los mritos de unos y otros.

El juego, el orden y la intensidad desplegada por el Real Madrid no slo minimiza completamente el raqutico marcador en contra, sino que refuerza el crdito del equipo en pos de los retos que an quedan por delante esta temporada.

Los blancos evidenciaron que pueden tutear sin complejos al Bara, incluso en su propio feudo. Fue un duelo de gigantes que no decepcion a nadie, como corresponde a un partido de esta envergadura, y que acab borrando los miedos previos que sentan muchos madridistas. Los de Pellegrini lograron maniatar al Bara y crear numerosas ocasiones de peligro que no acabaron en gol por una inusual falta de puntera. El Madrid consigui empequeecer al otrora temible Pep Team, que ante rivales de este calibre muestra ntidamente que ya no es lo que era.

Aunque el resultado es inamovible y los tres puntos se quedaron en Barcelona, los analistas han de coincidir por fuerza en que el Madrid mereci mucha ms suerte en el desenlace final. La fortaleza mental y futbolstica con la que afrontaron el choque y la iniciativa que mantuvieron en todo momento —aunque en la segunda parte se diluyese el derroche fsico— otorgan a los blancos un triunfo moral que vale mucho ms que los tres puntos que sell Ibrahimovic.

Los aficionados blancos pueden sentirse satisfechos y esperanzados. Este Madrid s apunta muy alto.

Lamentablemente, siempre hay quien se empea en ensuciar lo que deba ser una gran fiesta futbolstica: ayer fueron algunos energmenos provistos de un can lser los que mancharon el Clsico con su infantiloide y tramposa actitud de dirigir la molesta luz verde contra los madridistas.

Escondidos entre la masa azulgrana, estos saboteadores del espectculo hacen un enorme dao al Bara y a la aficin azulgrana. Al camuflarse cobardemente entre las gradas repletas del Camp Nou diluyen la culpabilidad entre el resto de seguidores culs, aunque evidentemente estos no tengan ninguna responsabilidad.

Le corresponde ahora al Bara restaar esa psima imagen transmitida a los cinco continentes, persiguiendo a los vndalos y aplicando con contundencia las medidas disciplinarias pertinentes. Laporta, que ya logr erradicar a los Boixos del entorno azulgrana, debe aplicarse ahora con el mismo rigor porque est en juego el buen nombre de toda su aficin.

Y el Comit de Competicin tampoco puede ser ajeno a un asunto tan desagradable, ya que una de sus misiones es velar por el normal desarrollo de los partidos. Unos y otros deben aplicar las medidas necesarias para combatir a estos indeseables que sobran en el ftbol.